Vicente Gutiérrez
Todos los temas en México, están sujetos al proceso electoral y, en este contexto se entiende el anuncio festivo de la CTM sobre la cancelación de la reforma a la Ley Federal del Trabajo, donde se definía la desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, para crear tribunales laborales.
Qué nos va a decir el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, quien como titular de Trabajo explicó en 2016 a los legisladores priistas las bondades de la iniciativa del Presidente Enrique Peña, para que la Justicia Laboral fuera responsabilidad de poderes judiciales independientes, al modificar los artículos 107 y 123 constitucionales.
Pretendía fortalecer la función conciliatoria al hacerla obligatoria y pre-judicial, a cargo de Centros de Conciliación en los estados con la facultad de atender el registro de los Contratos Colectivos de Trabajo y de las organizaciones sindicales
El lunes, al calor del debate presidencial, Carlos Aceves, secretario general de la CTM y presidente del Congreso del Trabajo, anuncio que “lo importante para los líderes sindicales es que no habrá reforma laboral. Murió la reforma laboral y los dos senadores nuestros,- Isaías González (CROC) y Tereso Medina (CTM)- y que ojalá ya no lo sean, empujaron para que esta reforma hiciera escándalo y por poco la aprueban. Ojalá ni salgan a la calle porque les dará vergüenza lo que les digamos cuando estén por ahí”.
El gobierno –a cambio del apoyo a José Meade-, perdió ante los caciques sindicales, pues propagaba la Reforma Laboral como una vía a la modernización laboral del Siglo XXI, al promover el acceso al mercado de trabajo, de jóvenes y mujeres, impulsar la productividad con beneficios compartidos para trabajadores y empresas o estimular el crecimiento económico al fomentar más inversiones y nuevos empleos.
Siguen los daños para trabajadores y sindicalizados. Nada cambia.